En mi entrada sobre mis discos preferidos del 2016, nombre al disco Pleiades´Dust de Gorguts como mi favorito del año. Con este y su anterior disco, Colored Sands, la banda me sorprendió con su habilidad de crear ambientes sónicos ricos en texturas, una habilidad de composición y ejecución magníficas y una capacidad para usar la música para narrar eventos históricos de una forma que resulta apasionante.
Con mi admiración un poco obsesiva por la banda y por su genial y amable líder Luc Lemay, fue inevitable querer retroceder al pasado y explorar los discos anteriores de Gorguts. No existe ninguno que sea malo, ya sea porque son excelentes muestras de lo que el Death Metal puede ofrecer, o por su innovación e introducción de ideas bizarras.
El más celebrado de sus álbumes es Obscura, escrito en 1993, pero lanzado hasta 1998 debido a la falta de interés de las disqueras por publicarlo. Aunque las ideas de este disco tienen ya más de 20 años, siguen siendo extremadamente bizarras, revoltosas y desafiantes para un oído moderno, incluso el de un metalero moderno.
Este álbum marcó la historia en el género del Death Metal técnico, y del metal en general. Su uso de disonancia, compases musicales no convencionales y técnicas para tocar los instrumentos fuera de lo común rompieron con muchos esquemas establecidos. Y no es que el disco sea una amalgama de sonidos extraños sólamente para que los músicos puedan presumir que son talentosos. Los sonidos forman composiciones, que aunque poco accesibles, son sumamente interesantes y cargadas de una fuerza sin igual.
Las guitarras saltan de un acorde a otro agitadamente, produciendo sonidos que parecen salidos de otra dimensión. El bajo, aunque funciona como una base que le da textura a la música, le hace compañía a los otros instrumentos, o bien, se va por su lado y juguetea con inquietud. La batería produce ritmos que parecen imposibles de seguir, lo que los vuelve fascinantes por su diversidad y poder auditivo. Sólo es necesario ver un video de la banda tocando la canción titular en vivo para preguntarse qué carajos le están haciendo a sus instrumentos.
La instrumentación viene acompañada de los gritos de ultratumba de Steeve Hurdle y Luc Lemay, que también se inclinan hacia lo bizarro. Lemay, con un registro más grave, crea un abismo que envuelve los oídos y oscurece todo a su paso. Los aullidos de Hurdle son mucho más agudos y penetrantes, y toman forma de lo que parece agonía pura.
Todo este marco musical acompaña un concepto sumamente interesante: la aceptación de la oscuridad. Obscura es un viaje filosófico y esotérico hacia las fauces de la negrura. El disco parece burlarse de nuestra obsesión por la luz, el color y la alegría trayéndonos a una dimensión oculta y aterradora. Es por esto que la música, antes siquiera que las letras, nos invita a aceptar lo que repudiamos: la disonancia, los gritos, lo bizarro; en esencia, a enfrentar nuestro miedo a lo que es diferente y desconocido.
Las letras de las canciones narran la búsqueda de un protagonista perdido en la oscuridad. Compartimos su angustia a través de sus gritos, pero una vez que permeamos la dureza de la música, estos se vuelven complejos y fascinantes. La canción introductoria, Obscura, describe de forma críptica esta exploración del abismo como la forma paradójica de hallar la luz:
Oscuro sentimiento de inmensidad
Opera negra, unión mística
Vibra, filtro de las emociones
Filtra, cortina amorfa se despliega
Ensueño, clima de energía
Negrura, centro de la blancura
Obscure feeling of immensity
Black Opera, unio-mystica
Vibrate, filter of emotions
Filtrate, shapeless screen unfold
Reverie, climate of energy
Blackness, centre of whiteness
El disco habla del estado carnal, del cuerpo en esta tierra, como las cadenas que impiden la trascendencia. Obscura nos invita a aceptar la muerte como algo inevitable, como un paso hacia la oscuridad que deberíamos aceptar con calidez:
The Art Of Sombre Ecstasy
Mi carne, la abrumo
Mientras me elevo en extasis
Procedo al reino
De la dichosa inmortalidad
My flesh, I overwhelm
As I rise in ecstasy
Proceed into the realm
Of blissful immortality
Parece una perspectiva aterradora. Y lo es. Por que siempre le tememos a lo que no podemos ver. Pero Obscura nos enseña a volvernos uno con esta oscuridad y no temerle nunca más. A aceptarla como algo ineludible, esencial y complementario a la luz que gozamos. Al final del disco, en la canción Faceless Ones, el protagonista se convierte en un ser misterioso sin rostro, habiendo abandonado por completo el miedo:
Sin miedo a la tumba
Me llevó a un nuevo nivel
En vez de llorar a los muertos
Veo más allá en el ojo del ciclón
Fearless to the grave
It brought me to a new level
Instead of crying the dead
I see further in the cyclone’s eye
El disco termina con Sweet Silence, que apropiadamente, es una pieza instrumental. La falta de voces indica que el protagonista llegó a la muerte. Sea ésta real o la de un antiguo yo, nos muestra el valor de la negrura. Se convierte en un espacio donde estamos en sosiego, serenos y dándole la bienvenida a lo que nos causaba temor.
La canción termina con un sólo acorde, que se repite cada vez en un tiempo doble al anterior. Además de ser imposible de predecir, nos deja ir en intervalos de tiempo cada vez más grandes, depositándonos en el silencio absoluto con gracia. Pero esto ya no resulta incómodo. Si logramos la misma transformación que el protagonista, le damos la bienvenida a esta penumbra. Porque darle acceso en nuestra vida significa vivirla más plenamente, con la mente abierta a nuevas experiencias y disfrutando tanto la luz como la total ausencia de la misma.