Death Stranding – De la resignación a la esperanza

Deathe Strandin Vista

El mundo se está yendo a la mierda”. Una frase que cada vez más personas se sienten certeras de afirmar. El preocupante crecimiento de la extrema derecha, del fascismo, de los monopolios tecnológicos, y la gigantesca amenaza del cambio climático nos muestran un mundo cada vez más oscuro.

Ante esta abrumadora realidad, es difícil saber qué hacer. El nihilismo y la resignación se vuelven las respuestas naturales ante la aparente perdición. ¿Cómo es que puedo cambiar algo cuando los empresarios y los líderes políticos tienen el poder de manipular, imponer, y silenciar?

Yo estuve en este agujero de resignación por un largo tiempo. Alterné entre dar vueltas en círculos dentro de mis pensamientos deprimidos y aprovechar lo mejor posible mi tiempo divirtiéndome; tratando de aferrarme a la fiesta antes de que se apagaran las luces y me viera forzado a salir a la fría calle nocturna.

En una semana en la que no quería hacer mucho, descubrí que estaba a la venta el nuevo juego de Hideo Kojima: “Death Stranding”. Pasé a mi tienda de videojuegos más cercana para comprarlo, alistándome para una semana de escapismo en la pantalla.

Titulo principal del juego

No tenía idea de que esperar al iniciar el juego

Cuando comencé a jugar, me fue introducido el protagonista Sam Porter Bridges. Él, como yo durante mis días grises, era una persona que había perdido toda la esperanza. Sam es plasmado como un pesimista amargado, quien solo quiere hacer su trabajo y que lo dejen en paz. El ve cualquier intento de reparar el mundo como una acción fútil:

Claro, cubrir el mundo en cables no terminó con la guerra ni con el sufrimiento. No te sorprendas cuando todo se desmorone si lo vuelves a intentar. Sólo es dar vueltas en círculos.

Yeah, covering the world in cable didnt bring and end to war and suffering. Don’t act surprised when it all comes apart if you try to do it again. Round and round it goes.

Debido a esto, Sam se refugia en su profesión como repartidor de paquetes para Bridges, organización que busca reconectar a Estados Unidos. La América de Death Stranding, después de sufrir una crisis apocalíptica, no cuenta con los caminos ni con la infraestructura para transmitir los recursos necesarios entre locaciones, por lo que necesita de mensajeros como Sam para mantener a lo que queda de la civilización activa.

Sam subiendo una cuesta empinadaEl trabajo de un repartidor no es fácil

Como Sam, nuestra actividad principal durante el juego es repartir paquetes de un lugar a otro. Sam cuenta con un arnés y un traje que le permiten llevar hasta 120 kg de carga. Con estas simples herramientas y la fuerza de su cuerpo, Sam transporta medicinas, alimentos, materiales, y recuerdos del pasado como juguetes, libros, y botellas de vino.

Esto no es una labor sencilla en un mundo inhóspito. Ríos, rocas, aumentos de elevación, precipicios, y montañas hacen moverse con una carga grande un reto. Cuando la mayoría de los juegos optan por empoderar al jugador con movimientos ágiles, Death Stranding toma un acercamiento más realista. Podemos perder el equilibrio, tropezarnos con piedras, y ser arrastrados por la corriente de los ríos, gastando la energía de Sam y dañando la mercancía.

Moverse de un punto A a un punto B con éxito involucra una cuidadosa navegación, no llevar un exceso de carga, y tomar descansos periódicamente. Así mismo, las animaciones y sonidos del juego retratan efectivamente el peso de los paquetes, el esfuerzo de Sam al subir colinas, los rechinidos del material sintético de su traje ante la presión del arnés, y los tropiezos que dañan el cargamento.

Sam en su sala de descanso con un mapa de USA

Sam no está muy emocionado por reconectar América

Además de hacer entregas de pedidos, se nos encomienda una misión más importante: reconectar a América. Esto significa hacer una expedición de costa a costa del país, conectando a diferentes locaciones a lo largo del camino a la red quiral, algo que en términos burdos podemos definir como el internet de ciencia ficción del universo de Death Stranding. A pesar de su gran apatía, Sam acepta la misión con la esperanza de reencontrarse con su hermana al otro costado de la nación.

El mundo de Death Stranding es solitario e inhóspito. Lo poco que queda de la civilización muestra alusiones a un mundo capitalista que existía antes de la catástrofe. Ruinas de grandes ciudades muestran lo que alguna vez fue. Nuestra regadera tiene anuncios del conglomerado de cines AMC que se podía disfrutar antes del cataclismo. Y hay una cantidad ridícula de latas de Monster Energy que le dan a Sam la energía necesaria para terminar sus trabajos más arduos.

Lo más marcado es sin duda el nombre de Sam. Su primer apellido, Porter, alude a su profesión como repartidor. El segundo, Bridges, es su empleador. En vez de contar con una identidad individual, Sam se ve reducido a un medio de producción. Este mismo, ante una falta de propósito y resignado con la realidad, prefiere poner un muro a su personalidad y fungir en función de su utilidad en vez de su humanidad.

Sam tomando una siesta

¿Cuando tendran oportunidad de tomarse un descanso los repartidores de Uber Eats?

Sam, aún en la realidad postapocalíptica, alude a la infame gig economy dominada por empresas como Amazon, Uber, DoorDash o Rappi, que ponen a trabajadores anónimos a nuestra disposición para realizar tareas de logística y transporte. A pesar de la increíble utilidad de estos servicios, sus empleados reciben salarios mediocres y son sometidos a ritmos de trabajo muy demandantes.

No es difícil ver este paralelo. En internet, memes circulan refiriéndose a Death Stranding como el FedEx o Amazon simulator. Pero a diferencia del sorprendente “two day shipping“, el juego nos hace partícipes de un poco de la “magia” detrás de este proceso. Controlar a Sam nos pone en la piel del mensajero y nos hace entender la dificultad inherente al trabajo manual. Esto existe en contradicción con la realidad de nuestro día a día, donde nuestros productos favoritos están disponibles en los escaparates y podemos recibir pedidos inmediatamente en la puerta de nuestras casas.

Es así como Death Stranding humaniza al repartidor, primero, presentando un personaje con el que podemos simpatizar conforme desarrolla su personalidad a lo largo de la historia, y como consecuencia, haciéndonos acompañarlo a través de cientos de arduas entregas, compartiendo tanto sus tropiezos como sus victorias.

Estas entregas no siempre son solitarias. En ocasiones nos podemos encontrar con terroristas que buscan robar nuestros paquetes, o con espectros llamados BTs: seres que existen entre la vida y la muerte, atrapados y desconectados del resto del mundo. Toparse con cualquiera de estos implica un riesgo para Sam.

Silueta negra aferrandose a Sam

Los BTs saliendo del fango oscuro en busqueda de Sam

Los encuentros con los BTs son tensos, riesgosos, y reveladores de su naturaleza. La palma de la mano es su símbolo representativo, apareciendo cuando nos descubren y evidente cuando se abalanzan sobre el cuerpo de Sam. Esto los muestra como almas perdidas en busca de contacto humano. Cuando encuentran a un ser vivo, se aferran a él como si estuvieran desesperados por ser reconocidos y aterrados de la soledad.

La era moderna es descrita cada vez más como una que aísla y aliena a sus individuos. Los BTs operan como la representación de las personas olvidadas por el sistema: trabajadores tan exhaustos que no pueden perseguir una vida decente, comunidades marginalizadas, víctimas de la guerra y grupos de internet como los incels que están sumidos en una profunda tristeza y soledad. Gracias a su apariencia oscura y distante, nos es natural rechazarlos en vez de mostrarles empatía.

Si hacemos lo esperado en cualquier otro juego y decidimos usar acción letal contra los terroristas, ocurrirán cosas inesperadas. Cuando alguien muere y su cuerpo entra en descomposición, este está condenado a convertirse en un BT tarde o temprano. Si decidimos masacrar a nuestra oposición, nos encontraremos con un páramo oscuro plagado de fantasmas en muy poco tiempo.

Esto se vuelve aún más marcado en momentos tardíos del juego, en los que nos vemos atrapados en lyncheanos campos de batalla llenos de BTs luchando una guerra interminable. Estos macabros parajes llenos de crueldad son la cúspide de la deshumanización, donde los individuos son forzados a aniquilar a sus iguales por motivos completamente ajenos a ellos.

Campo de batalla fantasmal

Espectros atrapados en un conflicto eterno

Es a través de estas temáticas que Death Stranding nos invita a rechazar la violencia y a considerar tener empatía por los demás. Las consecuencias de perpetuar la guerra son tangibles y claramente negativas, desconectando cada vez más a la humanidad.

Pero, ¿como mostrar empatía en un paraje tan hostil? ¿Cómo vivir en semejante mundo, donde todo parece una lucha perdida? A través de este pesimista punto de partida con el que Sam y muchos jugadores se identifican, Death Stranding explora las conexiones con otros seres humanos como la salida y única forma de esperanza.

Death Stranding es una obra sobre conexiones. El juego lo menciona cada vez que puede. La compañía para la que trabajas se llama Bridges (puentes). Las ciudades llevan knot (nudo) en su nombre, para simbolizar la unión de múltiples hebras convirtiéndose en una cuerda. Las metáforas sobre conexión y unión están por todas partes, siendo primer lugar en el que realizamos una conexión la naturaleza.

Dos personas escalando una montaña rocosa

Yo y mis amigos jugando Death Stranding en la vida real

Hace dos años, me mudé a Seattle y descubrí el senderismo. Es una actividad que consiste en tomar senderos para adentrarse dentro de la naturaleza y gradualmente subir montañas. Además de ser una excelente forma de hacer ejercicio y reforzar las piernas, ayuda a desconectarse del ruido de la civilización y a entrar en una tranquila contemplación de la naturaleza.

Conforme subía los senderos, podía olvidarme del trabajo y del quehacer, disfrutando de los detalles únicos de cada árbol y escuchando los sonidos de las aves. Mi deseo infantil de exploración salía a la luz, llenándome de emoción por saber que encontraría al salir del bosque y de sueños poco realistas de escalar todas las montañas a la distancia. Una vez alcanzada la cima, el sentimiento de recompensa es inmenso. Saber que tu cuerpo fue capaz de llevarte hasta ahí y sentarte a contemplar la belleza del mundo desde las alturas generan un sentimiento francamente único.

Sam looking at big white mountain

Los picos de Death Stranding invitan a ser explorados

Death Stranding facilita momentos como estos a través de sus hermosos parajes y su compleja topografía que simula la del mundo real. El sentido común del senderismo aplica a los picos virtuales del juego, invitándonos a darle la vuelta a obstáculos y rodear las faldas del cerro. Cuando vi por primera vez un enorme monte cubierto de nieve, no podía esperar a que llegara el momento de tener que atravesarlo, como lo hicieron los hobbits en el Señor de los Anillos o Genly Ai en “La Mano Izquierda de la Oscuridad”.

Cuando nos aventuramos por primera vez a una región no explorada, nos enfrentamos a la inclemencia de la naturaleza y su geografía hostil. Esto nos obliga a volvernos más conscientes del espacio que nos rodea, admirar su bella inmensidad, y darnos cuenta de su indiferencia hacia nosotros y nuestros esfuerzos.

Muchas entregas involucran navegar formaciones rocosas, cruzar ríos con corrientes muy rápidas, evitar lluvia que degrada nuestro cargamento y cruzar violentas tormentas de nieve. Gran parte de las veces no tendremos la opción de utilizar un vehículo ya que el terreno lo hace imposible. La lucha y el esfuerzo son palpables.

Paraje rocoso y anaranjado

Uno de los muchos parajes de dificil navegación

Pero cuando conectamos una región a la red quiral, las cosas cambian. La conexión implica que ahora podemos realizar construcciones que mejorarán el tránsito en estas regiones. Refugios contra la lluvia, puentes, generadores de electricidad y depósitos de cargamento son algunas de las cosas que podemos colocar en el mundo para reducir la hostilidad del paraje.

La conexión a la red quiral también nos permite ver y utilizar las estructuras de otros jugadores, así como nos da el conocimiento de que las nuestras también serán utilizadas por otros. Cuando apreciamos la utilidad de una construcción, podemos dejarle “likes” para comunicarle al autor que lo que construyo nos fue de utilidad. También podemos dejar paquetes en estaciones de paso para que otros repartidores puedan finalizar el pedido.

A través de este sistema, Death Stranding nos incentiva a colaborar y apoyarnos mutuamente. Fueron muchas veces que pensé cosas como “Te amo JohnnyFire743Xy3, este es el puente más útil que he usado en mi vida” o “De no ser por el generador de LaPenitente666 habría tenido que abandonar mi motocicleta”. Y de la misma manera, incontables veces recibí likes por las estructuras que deje atrás para ayudar a otros, llevándome a esbozar una pequeña sonrisa.

Otros repartidores en un monte nevado

Ocasionalmente podemos encontrar otros repartidores controlados por la computadora. Podemos saludarlos e intercambiar mercancia

Incluso existen estructuras que son sumamente costosas de construir, como lo es la carretera, que a pesar de traer enormes beneficios, requiere adquirir una cantidad absurda de componentes. Si donamos algunos materiales y volvemos mas tarde, veremos que otros han puesto su grano de arena. Eventualmente, una carretera aparece donde sólo había rocas y frustración. Es maravilloso ver cómo el mundo evoluciona lentamente a través de la acción colectiva.

Hideo Kojima es un autor conocido por llenar sus juegos de videos de más de treinta minutos donde los personajes recitan monólogos dramáticos y nos explican a lujo de detalle las temáticas importantes de la obra. Aunque Death Stranding no es la excepción a esto, con un guión estrambólico y a ratos neciamente repetitivo, es su jugabilidad en esta ocasión la que se ocupa de transmitir el mensaje de la manera más efectiva.

Aunque la obvia exposición hecha por el juego me dejó claro el mensaje, repartir paquetes con la ayuda de mis camaradas fue lo que me hizo sentir el mensaje. Cada vez que me apoyaba de la ayuda de otros, me sentía agradecido de sobremanera. Y siempre que agregaba una estructura, me aseguraba de hacerlo de la forma que fuera más útil para los demás.

Sam en motocicleta en Death Stranding

La carretera es el salto a la modernidad por medio del trabajo de todos

El proceso de realizar la conexión de los establecimientos a la red quiral en solitario es esencial, ya que nos lleva a entender el dolor que causa cada roca y rio en nuestro camino. En vez de dar por sentada la infraestructura que hace nuestras vidas más fáciles, entendemos su costo y su valor, ya que somos participes activos de su construcción.

Con su marco de referencia informado por nuestra realidad capitalistas y sus temáticas de conexión, tanto con la naturaleza como con otros seres humanos, Death Stranding tiene mucho que decir sobre el cambio climático. Hace constantes alusiones a pasadas y futuras extinciones: la era de hielo, el meteorito que mató a los dinosaurios, el apocalipsis que dejó a la Tierra en su estado actual, y una próxima catástrofe que acabará con la raza humana.

Tarde o temprano, nuestro tiempo en la Tierra terminará. Algunos personajes del juego, como el antagonista Higgs y su grupo terrorista, han sucumbido al nihilismo y catastrofismo, dándole la bienvenida a la aniquilación con los brazos abiertos. Podemos ver este absurdo en Donald Trump, los magnates del petróleo, y los terroristas del mundo real y sentirnos desesperanzados y llenos de impotencia ante lo que es la aceleración, no la retardación, de nuestra extinción.

Pero Death Stranding está lleno de esperanza. La posible extinción no es solo una amenaza, sino que es una oportunidad de unirnos y colaborar con otros seres humanos. El juego me lo enseñó a través de sus mecánicas, mostrándome que la adversidad nos une, que ayudarnos es precioso y que aunque todo se vaya a ir a la mierda, puedo encontrar un propósito y un consuelo en los brazos de otros.

Higgs

Higgs, la cara del nihilismo en Death Stranding

Death Stranding tiene uno de los mensajes más bonitos que he visto en un videojuego. Su entendimiento de los males que aquejan al mundo y su respuesta audaz que celebra a la vida y rechaza al nihilismo no solo es un bocado de aire fresco en una industria dominada por la violencia, sino también una declaración artística relevante para buscar un camino adelante a nuestra oscura realidad política.

¿Qué podemos hacer ante una realidad tan oscura? Empezar por las cosas más sencillas, que a veces son las más importantes. Podemos darle las gracias al conductor de nuestro autobús, conocer a nuestros vecinos y estrecharles la mano, ofrecerle ayuda a un amigo que la necesite: Los actos de empatía y bondad nos unen en vez de dividirnos, y generan cambios tangibles que vuelven nuestro ambiente inmediato un mejor lugar.

Muchas personas, sin nuestro conocimiento, son BTs en la vida real: espectros solitarios y abandonados. Por ejemplo, Aaron Stark dió una TED Talk donde compartió que casi cometió el crimen de hacer un tiroteo en una escuela. El era un BT sin esperanza, sin ninguna razón para existir. Pero la noche que un amigo le extendió la mano y le ofreció una oportunidad de conexión, su vida y la de muchos otros fueron salvadas.

Una vez que nos encontremos bien emocionalmente, hay mucho más posibilidades. Podemos compartir nuestras opiniones con otros y educar. Podemos salir a la naturaleza y celebrar su belleza. Podemos formar una unión de trabajadores en nuestro empleo para colaborar con nuestros iguales y demandar cambios tangibles a las empresas. Podemos crear arte o palabras que inspiren a otros. Podemos formar parte de grupos activistas que busquen un cambio en el mundo. Cada uno de nosotros puede encontrar la forma de involucrarse de la manera que nos haga sentirnos más cómodos.

Climate Strike Seattle 2019

Climate Strike en Seattle – 2019

Aunque mi miedo ante el cambio climático y el futuro incierto no ha desaparecido, he visto que hay esperanza. Movimientos como Extinction Rebellion y Fridays for Future han movilizado a miles de personas en poco tiempo. Trabajadores de empresas de tecnología están forzando a estos monopolios a tener prácticas más éticas y a responsabilizarse por sus decisiones. Cada vez se vuelven claras más maneras de desorganizar a gobiernos y empresas a través de la acción colectiva.

En septiembre del año pasado ocurrió el Climate Strike, una masiva protesta global que exigió respuesta de las autoridades para confrontar el cambio climático. Yo me encontraba resignado y triste, pero algunos amigos me invitaron a participar. La energía que sentí ese día me invigoró, me dio a entender que no estaba solo y que otras personas tenían las mismas preocupaciones que yo.

¿Y si no lo logramos? ¿Y si todo es en vano? Es difícil predecir qué pasará en el futuro cercano. En este corto tiempo que me he involucrado en la acción colectiva me he llenado de energía y ha callado a la depresión que me inmovilizaba. Ahora me queda claro que sin importar las circunstancias, unirme con otros por una causa noble llena a mi existencia de significado y de alegría por compartir con otros las cosas que considero más importantes.

Al final de mi aventura en Death Stranding, Sam pasó de rechazar a otros a aceptar los cálidos abrazos de sus amigos. Es fácil ver a Sam como un héroe por reconectar a América. Pero el mito del individuo heroico se derrumba al momento que descubrimos que todos somos Sam Strand. Un Sam que deja de responder a la corporación y ahora escucha a su propia humanidad. Cada uno de nosotros hizo posible convertir un mundo hostil en un nuevo hogar. Pero lo más importante fueron las conexiones que hice en el camino. Sin duda, me regalaron una aventura asombrosa.

1 Comment

  1. Buena reflexión sobre la plausible actitud ante la adversidad a través de una experiencia virtual. A saber qué nos depara el destino. Hay que echarle ganas!

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